617 (283). El verbo castellano tiene formas simples y formas compuestas, significativas de tiempo. Las simples son meras inflexiones del verbo, como leo, lea, leyera. Las compuestas son frases en que está construido el participio sustantivado del verbo con cada una de las formas simples de haber, como he leído, habías leído, hubieras leído; el infinitivo del verbo con cada una de las formas simples de haber, mediando entre ambos elementos la preposición de, como he de leer, habías de leer, hubieran de leer; o el gerundio del verbo con una de las formas simples de estar, verbigracia estoy leyendo, estaría leyendo, estuviésemos leyendo. Haber y estar se llaman, por el uso que se hace de ellos en estas frases, verbos auxiliares.
618. En las formas compuestas no se pueden juntar dos participios; no sería pues buen castellano, «Él ha habido salido»; «Ella había habido escrito». Pero se pueden juntar dos gerundios: «Estando yo vistiéndome, oí que tocaban a fuego».
619 (a). Las formas compuestas en que entra el gerundio no presentan ninguna dificultad, porque expresan el mismo tiempo que la forma simple del auxiliar: yo estoy temiendo, significa el mismo tiempo que yo temo. Hay a la verdad diferencia entre estoy temiendo y temo; la primera expresión significa un estado habitual o una duración algo larga (está siempre escribiendo, estuvo toda la noche escribiendo); pero ésta no es una diferencia de tiempo, en el sentido que dan a esta palabra los gramáticos, porque la época del temor, verbigracia, es siempre un puro pretérito respecto del momento en que se habla, sea que se diga temí o estuve temiendo.
620 (b). Antes de todo se debe advertir que cada forma del verbo suele tener, además de su valor propio y fundamental, otros diferentes en que se convierte el primero según ciertas reglas generales. Distinguimos, pues, en las formas del verbo un significado fundamental de que se derivan otros dos, el secundario y el metafórico.
621 (c). Vamos a tratar primeramente de los tiempos simples; en seguida hablaremos de los compuestos en que entra el participio sustantivado, que son los más usuales, y puede decirse que pertenecen a la conjugación lógica del verbo y la completan; y daremos al fin una breve idea de los tiempos compuestos en que entra el infinitivo. Los designaremos todos por medio de los del verbo cantar.
Significado fundamental de los tiempos simples del indicativo
622 (284). Canto, presente. Significa la coexistencia del atributo con el momento en que proferimos el verbo.
623 (a). Esta relación de coexistencia no consiste en que las dos duraciones principien y acaben a un tiempo; basta que el acto de la palabra, el momento en que se pronuncia el verbo, coincida con un momento cualquiera de la duración del atributo, la cual, por consiguiente, puede haber comenzado largo tiempo antes, y continuar largo tiempo después. Por eso el presente es la forma que se emplea para expresar las verdades eternas o de una duración indefinida: «Madrid está a las orillas del Manzanares»; «La tierra gira al rededor del sol»; «El cuadrado de la hipotenusa es igual a la suma de los cuadrados de los catetos».
625 (a). Nótese que en unos verbos el atributo, por el hecho de haber llegado a su perfección, expira, y en otros, sin embargo, subsiste durando: a los primeros llamo desinentes, y a los segundos permanentes. Nacer, morir, son verbos desinentes, porque luego que uno nace o muere, deja de nacer o de morir; pero ser, ver, oír, son verbos permanentes, porque sin embargo de que la existencia, la visión o la audición sea desde el principio perfecta, puede seguir durando gran tiempo.
626 (b). El pretérito de los verbos desinentes significa siempre la anterioridad de toda la duración del atributo al acto de la palabra, como se ve por estos ejemplos: «Se edificó una casa»; «La nave fondeó a las tres de la tarde». Mas en los verbos permanentes sucede a veces que el pretérito denota la anterioridad de aquel solo instante en que el atributo ha llegado a su perfección: «Dijo Dios, sea la luz, y la luz fue»; fue vale lo mismo que principió a tener una existencia perfecta. Es frecuente en castellano este significado del pretérito de los verbos permanentes, precediéndoles las expresiones luego que, apenas, y otras de valor semejante. «Luego que se edificó la casa me mudé a ella»: el último instante de la edificación precedió al primero de la mudanza, porque el verbo edificar es desinente. «Luego que vimos la costa nos dirigimos a ella»: no todo el tiempo en que estuvimos viendo la costa, sino sólo el primer momento de verla, se supone haber precedido a la acción de dirigirnos a ella; porque la acción de ver es de aquellas que, perfectas, continúan durando.
628 (287). Cantaba, co-pretérito. Significa la coexistencia del atributo con una cosa pasada.
629 (a). En esta forma el atributo es, respecto de la cosa pasada con la cual coexiste, lo mismo que el presente respecto del momento en que se habla, es decir, que la duración de la cosa pasada con que se le compara puede no ser más que una parte de la suya. «Cuando llegaste llovía»; la lluvia coexistió en una parte de su duración con tu llegada, que es una cosa pretérita; pero puede haber durado largo tiempo antes de ella, y haber seguido durante largo tiempo después, y durar todavía cuando hablo.
630 (b). Poniendo al co-pretérito en relación con el pretérito, ¿se pueden expresar con él, no sólo las cosas que todavía subsisten, sino las verdades de duración indefinida o eterna? ¿Y no será impropio decir: «Copérnico probó que la tierra giraba alrededor del sol?». Si es exacta la idea que acabo de dar del co-pretérito, la expresión es perfectamente correcta. Podría tolerarse gira, mas entonces no veríamos por entre la mente de Copérnico el giro eterno de la tierra, como el sentido lo pide.
631 (c). Compáranse a veces dos co-pretéritos, y entonces es incierto cuál de los dos abrace al otro: «Cuando tú recorrías la Francia, estaba yo en Italia».
632 (d). En las narraciones el co-pretérito pone a la vista los adjuntos y circunstancias, y presenta, por decirlo así, la decoración del drama: «Llegaron en estas pláticas al pie de una alta montaña, que casi como peñón tajado estaba sola entre otras muchas que la rodeaban; corría por su falda un manso arroyuelo, y hacíase por toda su redondez un prado tan verde y vicioso, que daba contento a los ojos que le miraban; había por allí muchos árboles silvestres, y algunas plantas y flores que hacían el lugar apacible. Este sitio escogió el caballero de la Triste Figura, y en viéndole comenzó a decir en voz alta», etc. (Cervantes),
633 (e). Análogo es a este uso del co-pretérito el de aplicarse a significar acciones repetidas o habituales, que se refieren a una época pretérita que se supone conocida. «Pelé ricas alfombras; ajé sábanas de Holanda; alumbreme con candeleros de plata; almorzaba en la cama; levantábame a las once; comía a las doce; a las dos sesteaba en el estrado», etc. (Cervantes).
634 (288). Cantaría, pos-pretérito. Significa que el atributo es posterior a una cosa pretérita: «Los profetas anunciaron que el Salvador del mundo nacería de una virgen»: el nacer es posterior al anuncio, que es cosa pasada (§§ 214, 215).
Significado fundamental de los tiempos compuestos del indicativo
635 (289). El indicativo tiene cinco formas compuestas, en que el participio sustantivado se combina con las cinco formas simples del indicativo de haber: he cantado, hube cantado, habré cantado, había cantado, habría cantado. En ellas, como en todas las que se componen con el participio sustantivado, el tiempo significado por la forma compuesta es anterior al tiempo del auxiliar. Por consiguiente, he cantado es un ante-presente, hube cantado un ante-pretérito, habré cantado un ante-futuro, había cantado un ante-co-pretérito, y habría cantado un ante-pos-pretérito.
636 (290). El ante-presente se ha llamado pretérito perfecto, añadiéndosele varias calificaciones para distinguirle del pretérito simple (canté). Al ante-pretérito unos le llaman pretérito perfecto y otros pretérito pluscuamperfecto, agregándole también varios títulos para distinguir a hube cantado de canté o de había cantado. El ante-pos-pretérito ha sido apellidado de varios modos, como el pos-pretérito.
637 (a). La nomenclatura de que yo me sirvo tiene dos ventajas. En primer lugar, las palabras de que se compone el tiempo del verbo indican el nombre que debe dársele: en habría cantado, por ejemplo, el participio denota que el nombre del tiempo debe principiar por la partícula ante, y siendo el tiempo del auxiliar un pos-pretérito, debemos añadir a dicha partícula estos dos elementos: habría cantado será pues un ante-pos-pretérito. Y en segundo lugar, cada denominación así formada es una breve fórmula, que, como veremos, determina con toda exactitud el significado de la forma compuesta.
639 (a). Comparando estas dos proposiciones: «Roma se hizo señora del mundo», y «La Inglaterra se ha hecho señora del mar», se percibe con claridad lo que distingue al pretérito del ante-presente. En la segunda se indica que aún dura el señorío del mar; en la primera el señorío del mundo se representa como una cosa que ya pasó. La forma compuesta tiene pues relación con algo que todavía existe.
Se dirá propiamente «Él estuvo ayer en la ciudad, pero se ha vuelto hoy al campo». Se dice que una persona ha muerto cuando aún tenemos delante vestigios recientes de la existencia difunta; cuando aquellos a quienes hablamos están creyendo que esa persona vive; en una palabra, siempre que va envuelta en el verbo alguna relación a lo presente. En circunstancias diversas se dice murió. «Cervantes estuvo cautivo en Argel»; se trata de la persona física que es cosa totalmente pasada. «Cervantes ha sido universalmente admirado»; se trata del escritor, que vive y vivirá eternamente en sus obras. «He vivido muchos años en Inglaterra», dirá propiamente el que todavía vive allí, o el que alude a este hecho como una circunstancia notable en su vida. «Grecia produjo grandes oradores y poetas»; se habla de la Grecia antigua. «La España ha producido grandes hombres»; se habla de la España considerada como una en todas las épocas de su existencia. Si se determinase una época ya pasada no sería propio el ante-presente: «La España produjo grandes hombres en los reinados de Carlos I y Felipe II».
640 (292). Hube cantado, ante-pretérito. Significa que el atributo es inmediatamente anterior a otra cosa que tiene relación de anterioridad con el momento en que hablo. «Cuando hubo amanecido, salí»: el amanecer se representa como inmediatamente anterior al salir, que es cosa pasada respecto del momento en que se habla.
641 (a). Pero ¿por qué como inmediatamente anterior? ¿De dónde proviene que empleando esta forma, hubo amanecido, damos a entender que fue ninguno o brevísimo el intervalo entre los dos atributos?
Proviene, a mi juicio, de que el verbo auxiliar haber es de la clase de los permanentes. Cuando hubo amanecido denota el primer momento de la existencia perfecta de haber amanecido, como lo hace el pretérito de los verbos permanentes, precedido de cuando, luego que, apenas, etc., según lo dicho arriba (§ 285).
642 (b). Luego que amaneció salí y cuando hubo amanecido salí, son expresiones equivalentes; la sucesión inmediata que en la primera se significa por luego que, en la segunda se indica por el ante-pretérito. Cuando se dice, Luego que hubo amanecido salí, se emplean dos signos para la declaración de una misma idea, y por tanto se comete un pleonasmo, pero autorizado, como muchísimos otros, por el uso.
643 (c). Es muy raro el uso del ante-pretérito no precedido de apenas, cuando, luego que, no bien, u otra expresión semejante: «En aquel momento de salir a luz el Lazarillo de Tormes hubo nacido una clase de composiciones, que prontamente debía hacerse muy popular: la novela llamada picaresca» (Aribau). Hubo nacido está usado en lugar de nació; pero con cierta diferencia más fácil de sentir que de explicar. Yo diría que hubo nacido hace ver el nacimiento como inmediatamente anterior al momento que se designa; nació, como coexistente con él; de que se sigue que la primera forma representa la acción como más acabada y perfecta, y tiene algo de más expresivo.
644. Hay circunstancias varias en que el ante-pretérito, usado sin el requisito que se expresa en la regla, daría una fuerza particular al verbo. «Casi hube creído que su conducta era franca y leal; pero al fin se quitó la máscara». «Encontró muchas y graves dificultades en su empresa, pero a fuerza de constancia las hubo superado todas». Creí y superó dirían sustancialmente lo mismo; pero tal vez con menos encarecimiento.
645 (293). Habré cantado, ante-futuro. Significa que el atributo es anterior a una cosa que respecto del momento en que se habla es futura. «Procura verme pasados algunos días; quizá te habré buscado acomodo» (Isla); el buscar (que significa hallar) es anterior al procurar, que se presenta como cosa futura. «Apenas habréis comido tres o cuatro moyos de sal, cuando ya os veréis músico corriente y moliente en todo género de guitarra» (Cervantes); aquí es el comer anterior al ver, que es cosa futura respecto del momento en que se profiere el verbo. No es esencial para la propiedad de este tiempo el que los dos atributos que se comparan se consideren ambos como futuros respecto del acto de la palabra. Lo más común es que así sea, pero hay circunstancias en que sucede lo contrario. Una persona que ha salido de su patria largo tiempo ha, y que no espera volver a ella en algunos años, podrá decir muy bien: «Cuando vuelva a mi país, habrá cambiado sin duda el orden de cosas que allí dejé»; y podría decirlo ignorando completamente si al tiempo que lo dice está todavía por verificarse el cambio. Su pronóstico recae sobre el número total de los años que han corrido desde su salida o desde las últimas noticias, y el de los que presume que tardará su vuelta. Se envía por un facultativo que asista a una persona moribunda; el que va en su busca, podrá muy bien decirse a sí mismo en el camino: «Antes que llegue el facultativo habrá fallecido el paciente»; sin que para decirlo deba suponer que no ha sobrevenido aún el fallecimiento. Como estas hipótesis pueden imaginarse no pocas. De los dos términos que se comparan por la forma habré cantado, el uno es siempre un futuro; el otro puede serlo o no en el pensamiento del que habla. Lo que no puede faltar nunca es la idea de anterioridad a un futuro.
646 (294). Había cantado, ante-co-pretérito. Significa que el atributo es anterior a otra cosa que tiene la relación de anterioridad respecto del momento en que se habla, pero mediando entre las dos cosas un intervalo indefinido. «Los israelitas desobedecieron al Señor, que los había sacado de la tierra de Egipto»; el sacar es anterior al desobedecer, pretérito; pero nada indica que la sucesión entre las dos cosas fuese tan rápida que no mediase un intervalo más o menos largo.
647 (a). La causa de esta diferencia entre hube cantado y había cantado está en el elemento de coexistencia de la segunda forma. Para comprenderlo, podemos concebir en el anterior ejemplo tres cosas: sacar, haber sacado y desobedecer. El fin del sacar es necesariamente el principio del haber sacado. Y como había sacado es un co-pretérito de la frase verbal haber sacado, que podemos considerar como un verbo simple (§ 53, 1.ª), el desobedecer se representa como coexistente con una parte cualquiera de la duración de haber sacado (§ 287), y por consiguiente es indeterminado el intervalo entre el sacar y el desobedecer.
«Cuando llegué a la playa, no se veía ya la escuadra»; el no verse coexiste en una parte de su duración con la llegada, de manera que pudo haber principiado más o menos tiempo antes de ella, pues tal es la fuerza del co-pretérito no se veía (§ 287). No verse ya y haber desaparecido es una misma cosa. Si pongo, pues, había desaparecido en lugar de no se veía ya, el haber desaparecido coexistiría con la llegada, pero de tal manera, que pueda haber durado más o menos tiempo antes de ésta.
648 (295). Habría cantado, ante-pos-pretérito. Significa la anterioridad del atributo a una cosa que se presenta como futura respecto de otra cosa que es anterior al momento en que se habla. «Díjome que procurase verle pasados algunos días; que quizá me habría hallado acomodo»; hallar, anterior a procurar; procurar, posterior a decir, pretérito.
649 (a). Se ve por lo que precede que ciertas formas del verbo representan relaciones de tiempo simples; otras dobles; otras, triples.
650. Se ve también por lo dicho que cada una de las denominaciones de los tiempos es una fórmula analítica que descompone el significado del tiempo en una, dos o más de las relaciones elementales de coexistencia, anterioridad y posterioridad, presentándolas en el mismo orden en que se conciben, que de ningún modo es arbitrario. Habré cantado y cantaría significan ambos un tiempo compuesto de las dos relaciones de anterioridad y posterioridad; pero habré cantado significa anterioridad a una cosa que se mira como posterior al acto de la palabra; cantaría, posterioridad a una cosa que se mira como anterior a ese acto. La última de las relaciones elementales tiene siempre por término el acto de la palabra, el momento de proferirse el verbo.
Significado de los tiempos simples y compuestos del subjuntivo común
651 (a). El subjuntivo común tiene la particularidad de representar con una misma forma el presente y el futuro; de lo cual resulta que expresa también con una misma forma, aunque materialmente doble, el co-pretérito y el pos-pretérito.
652 (b). Además, la forma que sirve para el co-pretérito y el pos-pretérito, sirve asimismo para el mero pretérito.
653 (296). En el subjuntivo común no hay más que dos formas simples correspondientes a las cinco del indicativo: cante, presente y futuro; cantase o cantara, pretérito, co-pretérito y pos-pretérito.
Y si tal es el plan de las formas simples, parece que, según lo arriba dicho (§ 289), el de las formas compuestas debería ser éste: haya cantado, ante-presente y ante-futuro; hubiese o hubiera cantado, ante-pretérito, ante-co-pretérito y ante-pos-pretérito. Pero el subjuntivo castellano no admite ante-pretérito.
654 (a). La razón es obvia. En el indicativo se hace diferencia entre el ante-pretérito y el ante-co-pretérito, porque hay una forma peculiar para el primero; si no la hubiese, sucedería lo que en el indicativo latino: una misma forma se aplicaría a todos los casos en que se comparan dos hechos pasados sucesivos, y dejando indefinido el intervalo entre ellos, sería en rigor un ante-co-pretérito (§ 294).
Hable, presente. «Paréceme que alguien habla en el cuarto vecino». - «No percibo que hable nadie en el cuarto vecino».
Llegue, futuro. «Es seguro que llegará mañana el correo». - «Es dudoso que llegue mañana el correo».
Fundase o fundara, pretérito. «Muchos historiadores afirman que Rómulo fundó a Roma». - «Hoy no se tiene por un hecho auténtico que Rómulo fundase o fundara a Roma».
Hablase o hablara, co-pretérito. «Pareciome que hablaban en el cuarto vecino». - «No percibí que nadie hablase o hablara en el cuarto vecino».
Llegase o llegara, pos-pretérito. «Se anunciaba que al día siguiente llegaría la tropa». - «Por improbable se tenía que al día siguiente llegase o llegara la tropa».
Haya pasado, ante-presente. «Bien se echa de ver que ha pasado por aquí un ejército». - «No se echa de ver que haya pasado por aquí un ejército».
Haya ejecutado, ante-futuro. «Puedes estar cierto de que para cuando vuelvas se habrá ejecutado tu encargo». - «Puede ser que para cuando vuelvas se haya ejecutado tu encargo».
Hubiese o hubiera pasado, ante-co-pretérito. «Bien se echaba de ver que había pasado por allí un ejército». - «No se echaba de ver que hubiese o hubiera pasado por allí un ejército».
Hubiese o hubiera ejecutado, ante-pos-pretérito. «Te prometieron que para cuando volvieses se habría ejecutado tu encargo». - «Procurábamos que para cuando volvieras se hubiese o hubiera ejecutado tu encargo».
«A sólo un hombre dejaron libre para que desatase a los demás, después que ellos hubiesen traspuesto la montaña» (Cervantes); el trasponer es anterior al desatar, que es cosa futura respecto del dejar, que relativamente al momento en que se habla es cosa pasada.
«Prefirió permanecer en Guadix, con ánimo resuelto de acometer a la hueste enemiga, cuando los rigores y fatigas del asedio hubiesen quebrantado sus fuerzas» (Martínez de la Rosa); el quebrantar es aquí anterior al acometer, que es futuro respecto de preferir, pretérito.
655 (297). Los ejemplos anteriores manifiestan que el co-pretérito o pos-pretérito del subjuntivo común, y por consiguiente, el ante-co-pretérito o ante-pos-pretérito, tienen dos formas cuya elección parece arbitraria. Creo, sin embargo, que, en general, es de mucho más frecuente uso la primera, cantase, hubiese cantado.
656 (298). Sucede también a menudo que empleamos el mero futuro cuando por las relaciones de tiempo pudiera tener cabida el ante-futuro, y preferimos también el pos-pretérito, cuando el ante-pos-pretérito pudiera parecer oportuno. «Estamos aguardando a que se levante (se haya levantado) el bloqueo para poner nuestros equipajes a bordo». - «Estamos aguardando a que se levantase (se hubiese levantado) el bloqueo», etc. Omitimos en ambos casos una relación de anterioridad (la de levantarse al poner).
657 (a). ¿Podría emplearse el ante-presente haya cantado como mero pretérito? ¿Podría decirse, verbigracia, «Es dudoso que Marco Antonio haya sido un hombre tan disoluto y abandonado como Cicerón le pinta»? Creo que el uso tolera esta práctica, por opuesta que parezca a la correspondencia que he manifestado entre el subjuntivo común y el indicativo, según la cual, diciéndose en el segundo de estos modos: Es indudable que Marco Antonio fue o era, no ha sido, en el primero debería decirse Es dudoso que Marco Antonio fuese o fuera, no haya sido.
Significado de los tiempos simples y compuestos del subjuntivo hipotético
658 (299). El subjuntivo hipotético no tiene más que una forma simple, cantare, ni, por lo tanto, más que una forma compuesta, hubiere cantado, exclusivamente suya; las otras las toma del subjuntivo común y del indicativo.
Fuere, presente. «No sabemos quien sea esa buena señora que decís: mostrádnosla; que si ella fuere de tanta hermosura como significáis, de buena gana y sin apremio alguno confesaremos la verdad» (Cervantes). Sea y fuere designan un mismo tiempo en diversos modos, y el segundo presenta como una hipótesis la hermosura presente de la señora: ni a sea se puede sustituir fuere, ni a fuere, sea.
Diere, futuro.
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(Valbuena) | |
«Pido al cielo que fuerzas para tanto | |||
Me dé, y escribiré sobre estas flores | |||
De Tirsis y Damón el dulce canto». |
La acción de dar se refiere en ambos giros al futuro, y por tanto lo que diferencia las dos formas es únicamente el modo.
660 (301). Cuando la hipótesis no es anunciada por el condicional si, es siempre posible la sustitución del subjuntivo común al hipotético (§ 222): «Mostrádnosla; que con tal que ella sea de tanta hermosura como significáis...».
«Como el cielo dé fuerzas para tanto, | |||
Cantaré aquí...». |
«En lo que tocare a defender mi persona, no tendré mucha cuenta con esas leyes, pues las divinas y humanas permiten que cada uno se defienda de quien quisiere agraviarle» (Cervantes). Pudo decirse toque y quiera en lugar de tocare y quisiere.
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(Rioja) | |
Se pudiera, permitiéndolo el metro, haber empleado, en lugar de estas formas en are, iere, las del subjuntivo común, lime, rompa, pretenda.
661 (302). Hace, pues, una diferencia importante y esencial (§ 222) la circunstancia de expresarse la hipótesis por el condicional si o por otro medio; en el primer caso el modo hipotético excluye el subjuntivo común, en el segundo son admisibles ambas formas.
662 (303). Lo dicho de cantare y cante se aplica en todo a hubiere cantado y haya cantado: «Si hubiere llegado ya el correo», ante-presente; «Si para fines de la semana hubiere llegado el correo», ante-futuro. Y no es posible sustituir haya llegado, porque la hipótesis es anunciada por el condicional si. Anunciándola de otro modo, tendría cabida la sustitución: «Dado caso que haya llegado ya, o que para fines de la semana haya llegado...».
663 (304). Hemos visto que después del condicional si no pueden usarse en presente o futuro, ante-presente o ante-futuro, las formas del subjuntivo común; y precisamente en este caso, no en otro, es cuando el hipotético puede tomar prestadas al indicativo las formas correspondientes, es a saber, el presente canto, y el ante-presente he cantado. Pero lo más digno de notar es que el indicativo en este uso hipotético asume de tal manera el carácter de subjuntivo, que su presente se hace aplicable, con igual propiedad al futuro, y su ante-presente al ante-futuro.
«Mostrádnosla; que si ella es de tanta hermosura, de buena gana confesaremos», etc.; es conserva su significado de presente.
«Si el cielo me da fuerzas para tanto | |||
Cantaré aquí», etc. |
Da es evidentemente un futuro. «Ignoro cuál será mi suerte; pero si no te sucede a ti el chasco pesado que me pronosticas, no será ciertamente por no haber hecho de tu parte cuantas diligencias son necesarias» (Moratín). «Allí tomará vuestra merced la derrota de Cartagena, donde se podrá embarcar con la buena ventura, y si hay viento próspero, en poco menos de nueve años se podrá estar a vista de la gran laguna Meótides» (Cervantes). Habrían sido igualmente propios sucediere y hubiere; pero sólo poniendo en lugar de si otra expresión condicional, serían admisibles suceda y haya: «Dado caso que no te suceda a ti...»; «Y como haya viento próspero...». Y verificada esta sustitución, no tendría ya cabida el indicativo.
664 (305). Determinado el uso de canto, lo queda por el mismo hecho el de he cantado, en el modo hipotético: «Si ha venido ya nuestro amigo, convidadle»; «Si para fines de la semana ha venido del campo nuestro amigo, le hospedaremos en casa». Puede decirse en el mismo sentido hubiere, -191- pero no haya, a menos de sustituir otra expresión condicional «dado que haya venido, le convidaremos».
665 (306). El hipotético carece de co-pretérito, y consiguientemente de ante-co-pretérito, que exclusivamente le pertenezcan; pero suple estos tiempos por medio del subjuntivo común o del indicativo. Y supuesto que en todo subjuntivo se confunde la relación de co-existencia con la de posterioridad, los co-pretéritos cantase, cantara, cantaba, podrán usarse como pos-pretéritos en el subjuntivo hipotético, y los ante-co-pretéritos hubiese o hubiera o había cantado, como ante-pos-pretéritos. Cuando la hipótesis es anunciada por el condicional si, todas estas formas son igualmente aceptables; pero en el caso contrario no lo son las indicativas.
Bastará para demostrarlo variar los ejemplos precedentes, haciéndolos depender de un verbo en pretérito.
«Dije que si no te sucediese o sucediera o sucedía el chasco pesado que tú me pronosticabas, no sería...».
«Previniéronle que en Cartagena se podría su merced embarcar con la buena ventura, y que si hubiese, hubiera o había viento próspero, se podría estar...».
«Las dos son huérfanas; su padre, amigo nuestro, nos dejó encargada al tiempo de su muerte la educación de entrambas; y previno que si, andando el tiempo, queríamos casarnos con ellas, desde luego aprobaba y bendecía esta unión» (Moratín). Quisiésemos o quisiéramos hubiera expresado lo mismo, y con igual propiedad que queríamos. Elimínese el si poniendo en su lugar dado que, y no será admisible queríamos.
Terminaré lo relativo al modo hipotético haciendo dos o tres observaciones que contribuirán a poner en claro el sistema de la conjugación castellana.
666 (a). El subjuntivo común es un modo que admite gran variedad de usos; pues, como antes se ha dicho, asocia al atributo la idea de incertidumbre o duda, y lo pinta como causa u objeto de las emociones del alma; de que procede el aplicarse a expresar por sí solo el deseo y el convertirse en optativo. Adáptase también frecuentemente a la idea de condición o hipótesis, y entonces es cuando concurre con el modo hipotético, que unas veces excluye la forma común, y otras se usa promiscuamente con ella, según las reglas que dejamos expuestas.
667 (b). Pero ni el subjuntivo común, ni el hipotético, se prestan a todo género de hipótesis. Lo que se presenta como condición es a menudo una premisa que se supone alegada o concedida, y de que se saca lógicamente una consecuencia; y cuando así sucede, las formas indicativas son las que naturalmente se emplean. «Si la virtud es una de las cosas más excelentes que hay en el cielo y en la tierra, y más dignas de ser amadas y estimadas, gran lástima es ver a los hombres tan ajenos de este conocimiento y tan alejados de este bien» (Granada). «Si un filósofo epicúreo confesó y probó eficacísimamente la existencia de Dios, y la alteza y soberanía de sus perfecciones admirables, ¿qué será razón que confiese la filosofía cristiana?» (el mismo). El modo hipotético no tiene semejante carácter, antes bien se adapta a las condiciones y suposiciones de que depende un anuncio, prevención o precepto; por lo que se contrapone a menudo al futuro de indicativo y al optativo, como se puede ver en los ejemplos con que se ha manifestado su oficio.
668 (c). También es preciso distinguir de las oraciones condicionales en que los tiempos del verbo no salen de su significado natural, aquellas otras en que damos a la forma verbal un sentido implícitamente negativo, y de las cuales se tratará más adelante.
Significados secundarios de los tiempos del indicativo
669 (307). Del significado propio y fundamental de las formas indicativas (§ 284, 285, etc.) se derivan los secundarios, por medio de ciertas trasformaciones sujetas a una ley constante.
670. Uno de ellos es peculiar de las formas que envuelven relación de coexistencia (presente, co-pretérito, ante-presente, ante-co-pretérito), y consiste en prestar sus formas al subjuntivo hipotético, precedido del condicional si. Entonces, además de su valor primitivo, admite otro, en que el presente pasa a futuro, y co a pos: el presente canto se hace futuro, el co-pretérito cantaba, pos-pretérito, el ante-presente he cantado, ante-futuro, y el ante-co-pretérito había cantado, ante-pos-pretérito. Queda ya explicado suficientemente este oficio del indicativo en lo que se ha dicho sobre el subjuntivo hipotético.
671. Otro uso secundario del indicativo, a que se prestan las formas que envuelven relación de co-existencia, y no otras, y que tiene mucha semejanza con el anterior, es aquel en que se declara con ellas el objeto de una percepción, creencia o aserción; como lo manifiestan los ejemplos:
En estos ejemplos no hay nada notable: envejece es presente, envejecía, co-pretérito, han partido, ante-presente, habían partido, ante-co-pretérito. Introduzcamos ahora una relación de posterioridad.
Canto, futuro. «Cuando percibas que mi pluma se envejece» (dice el arzobispo de Granada a Gil Blas), «cuando notes que se baja mi estilo, no dejes de advertírmelo; de nuevo te lo encargo, no te detengas un momento en avisarme cuando observes que se debilita mi cabeza». Se envejece, se baja, se debilita, no son aquí presentes respecto del momento en que habla el arzobispo, sino respecto del percibir, notar, observar, que en la mente del arzobispo son futuros; estas formas significan por consiguiente tiempo futuro respecto del momento en que se habla.
672 (a). «¡Cuántas veces verás en el discurso de la vida que las personas en quienes has colocado tu confianza, te traicionan!». Traicionan no es aquí presente sino respecto de la acción de ver, futura.
673 (b). Cantaba, pos-pretérito. Traspongamos el primero de los anteriores ejemplos, haciéndolo depender de un verbo en pretérito: «Díjome el arzobispo que cuando percibiese que su pluma se envejecía, cuando notase que se bajaba su estilo, cuando observase que se debilitaba su cabeza, no me detuviese en advertírselo». Es visto que subsiste la misma relación de coexistencia que antes entre el envejecerse y el percibir, entre el bajarse y el notar, entre el debilitarse y el observar; pero el percibir, el notar y el observar son ahora pos-pretéritos, porque significan acciones futuras respecto del decir, que con respecto al momento en que se habla es cosa pasada. Luego los co-pretéritos de indicativo tienen aquí el valor de pos-pretéritos.
674 (c). He cantado, ante-futuro. «Con este bálsamo no hay que temer a la muerte; y así cuando vieres que en alguna batalla me han partido por medio del cuerpo», etc. (Cervantes). Han partido no es aquí un ante-presente respecto del momento en que se habla, sino respecto de la visión de Sancho, la cual en la mente del que habla es cosa futura; de que se sigue que el ante-presente de indicativo tiene aquí el valor de ante-futuro.
675 (d). Había cantado, ante-pos-pretérito. Hagamos que el ejemplo anterior dependa de un verbo en pretérito: «Prevínole que cuando viese que en alguna batalla le habían partido por medio del cuerpo», etc. Habían partido conserva la misma relación que antes con la visión de Sancho; y como ésta es un pos-pretérito, pues significa cosa futura respecto del prevenir, es evidente que el ante-co-pretérito de indicativo tiene aquí el valor de ante-pos-pretérito.
Otro ejemplo: «Le mandó que lo aguardase tres días, y que si al cabo de ellos no hubiese vuelto, tuviese por cierto que Dios había sido servido de que en aquella peligrosa aventura se acabase su vida». El servirse Dios es cosa pasada respecto del tener por cierto, que es un pos-pretérito; luego el ante-co-pretérito de indicativo tiene aquí el valor de ante-pos-pretérito.
676 (e). Los ejemplos precedentes manifiestan la armonía que deben guardar entre sí las formas verbales. Fijémonos en el último.
Hubiese vuelto, ante-pos-pretérito (§ 296), significa una condición que ha de verificarse antes de cierta época (al cabo de los tres días), la cual se presenta como posterior al mandato, que es cosa pasada; supone pues, un pos-pretérito (aguardase), como aguardase supone un pretérito (mandó); precediendo manda y aguarde, sería menester hubiere vuelto, ante-futuro, a que podría sustituirse con la misma fuerza ha vuelto (§ 304).
Había sido, ante-co-pretérito, en el significado secundario de ante-pos-pretérito, supone un pos-pretérito (tuviese por cierto), como éste supone un pretérito (mandó); precediendo manda y tenga, sería menester ha sido, ante-presente en el significado secundario de ante-futuro.
Maravillosa es por cierto esta armonía de las formas verbales, sujeta a un sistema regular y constante; y no lo es menos la complicación y sutileza de las relaciones que nos guían, como por una especie de instinto, en el uso que de ellas hacemos.
Uso de los tiempos optativos
677 (308). El optativo no sirve sólo para la expresión de un verdadero deseo; empleámoslo también en el sentido de condición o hipótesis, y de concesión o permisión.
678 (309). Si el verbo, no precedido de negación, está en segunda persona, y el atributo depende de la voluntad de esa misma persona, empleamos el imperativo.
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(Rioja) | |
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(Ercilla) | |
El imperativo es necesariamente futuro. Se ha creído que era presente, porque ven es quiero o mando que vengas, y quiero o mando es presente. Pero no se trata aquí del tiempo del verbo envuelto querer o mandar, sino del tiempo en que se considera la acción del verba expreso venir. De otra manera sería preciso decir que ven pertenece al modo indicativo, como quiero y mando.
679 (a). Como el hacerse uno sabedor de lo que se le cuenta es una cosa, en cierto modo, independiente de la voluntad y un efecto necesario, no es extraño que en lugar del imperativo sabe, sabed, pueda emplearse alguna vez el presente (entonces futuro) de subjuntivo: «Sepáis que aunque tengo tan pocos años como los vuestros tengo más experiencia de mundo, que ellos prometen» (Cervantes).
680 (b). El imperativo no sólo exprime el mandato, como parece darlo a entender su nombre, sino el ruego, y aun la súplica más postrada y sumisa: «Señor Dios mío, que tuviste por bien criarme a tu imagen y semejanza, hinche este seno que tú criaste, pues lo criaste para ti; mi parte sea, Dios mío, en la tierra de los vivientes; no me des, Señor, en este mundo descanso ni riqueza; todo me lo guarda para allá» (Granada). En este ejemplo se ve, no sólo que el imperativo (hinche, guarda) se presta al ruego, sino que precediendo negación, o estando el verbo en otra persona que la segunda, es necesario suplirlo con otras formas optativas: sea, des.
681 (310). El imperativo tiene dos formas: canta, futuro, habed cantado, ante-futuro. «En amaneciendo id al mercado, y para cuando yo vuelva, habedme aderezado la comida».
682 (a). No hay segunda persona de singular en el ante-futuro imperativo; y aun la del plural es de ninguno o poquísimo uso. Súplese esta falta por el imperativo de tener, construido con el participio adjetivo cuando verdaderamente lo hay (§ 208): «Tenme preparado el desayuno»; «Tenedme barrida la alcoba».
683 (311). Tanto en el futuro como en el ante-futuro se puede sustituir el indicativo al imperativo, pero sólo para expresar una orden que se supone será obedecida sin falta: «Iréis al mercado», «Me habréis aderezado la comida».
Este uso del indicativo se extiende a las terceras personas: irá usted, irán ellos, por vaya usted, vayan ellos; y a las oraciones negativas: «No tomarás el nombre de tu Dios en vano; no matarás; no hurtarás».
684 (312). En todos los casos a que no conviene el imperativo, se pueden emplear como optativas las formas del subjuntivo común.
«Vienen a caballo sobre tres cananeas remendadas que no hay más que ver. -Hacaneas querrás decir, Sancho. -Poca diferencia hay -respondió Sancho- de cananeas a hacaneas; pero vengan sobre lo que vinieren, ellas vienen las más galanas señoras», etc. (Cervantes). Vengan, presente optativo, en el sentido de concesión.
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Diga, futuro optativo.
«El gobernador de la plaza era de opinión que, viniese o no el socorro, era necesario rendirse». En este ejemplo, el viniese es una suposición, y puede ser co-pretérito o pos-pretérito, según el modo de considerar la venida, esto es, según se figura en la mente del gobernador un socorro que ya viene o que ha de venir.
«Mañana, haya venido o no el socorro, ha de capitular la plaza». Haya venido es ante-presente o ante-futuro, según el modo de considerarse la venida; si se habla de una venida anterior al momento presente, es ante-presente; si de una venida anterior a mañana, es ante-futuro.
Hagamos depender el ejemplo anterior de un verbo en pretérito. «Creíase que al día siguiente, hubiese o no venido el socorro, había de capitular la plaza»: hubiese venido es ante-co-pretérito o ante-pos-pretérito, según se considere la venida, o como anterior a la creencia, que es cosa pasada, o como anterior al día siguiente, que es un futuro con respecto a la creencia, esto es, un pos-pretérito.
Significado metafórico de los tiempos
685 (313). La relación de coexistencia tiene sobre las otras la ventaja de hacer más vivas las representaciones mentales; ella está asociada con las percepciones actuales, mientras que los pretéritos y los futuros lo están con los actos de la memoria, que ve de lejos y como entre sombras lo pasado, o del raciocinio, que vislumbra dudosamente el porvenir.
686. Si sustituimos, pues, la relación de coexistencia a la de anterioridad, expresaremos con más viveza los recuerdos, y daremos más animación y energía a las narraciones, como lo vemos a menudo en el lenguaje de los historiadores, novelistas y poetas. Entonces el pretérito y co-pretérito se traspondrán al presente, el pos-pretérito al futuro, el ante-pretérito y el ante-co-pretérito al ante-presente, y el ante-pos-pretérito al ante-futuro.
«Quitose Robinson la máscara que traía puesta, y miró al salvaje con semblante afable y humano; y entonces éste, deponiendo todo recelo, corrió hacia su bienhechor, humillose, besó la tierra, le tomó un pie, y lo puso sobre su propio cuello, como para prometerle que sería su esclavo». Aquí todo es propio y natural, nada más. Pero el tono lánguido del recuerdo pasará al tono expresivo de la percepción, si se sustituyen a los pretéritos los respectivos presentes quita, mira, corre, humilla, besa, toma, pone; al co-pretérito traía el presente trae; y al pos-pretérito sería el futuro será.
«Al echar de ver que su fementido amante se había hecho a la vela, y la había dejado sola y desamparada en aquella playa desierta, no pudo la infeliz reprimir su dolor». Dígase se ha hecho, la ha dejado, no puede, y la narración tomará otro color.
687 (a). «Echó mano a la espada, y con ella desnuda acudió furioso a donde le llamaba su honor. Siente otra espada desnuda, que hace resistencia a la suya. Ya se avanza, ya se retira. Sigue al que se defiende, y de repente cesa la defensa, y sucede al ruido el más profundo silencio. Busca a tientas al que parecía huir y no le encuentra», etc. (Isla). En este pasaje se ve que unas veces el verbo subordinado experimenta la misma trasformación que el subordinante, como en hace, defiende, y otras veces sucede al contrario, como en parecía. Hay aquí como una disonancia, por decirlo así, entre los dos verbos subordinado y subordinante, pero autorizada por los escritores más elegantes, así castellanos como latinos.
688 (b). La relación de coexistencia puede también emplearse metafóricamente por la de posterioridad, para dar más viveza y color a la concepción de las cosas futuras, y para significar la necesidad de un hecho futuro, y la firmeza de nuestras determinaciones. Dícese por ejemplo, anunciando simplemente una cosa: «El baile dará principio a las ocho»; pero si queremos exprimir la certidumbre del hecho, sustituiremos el presente al futuro: «El baile da principio a las ocho»; «Mañana voy al campo»; «El mes que viene hay un eclipse de sol». Y así como el futuro se significa en estos casos por el presente, el pos-pretérito se transforma en co-pretérito: «Yo iba ayer al campo, pero amanecí indispuesto, y tuve que diferir la partida»; iba significa, no la ida real, sino la determinación fija de ir, como si se dijese: Estaba dispuesto que yo iría.
689 (314). La relación de posterioridad se emplea metafóricamente para significar la consecuencia lógica, la probabilidad, la conjetura. Las formas cantaré, cantaría, habré cantado, habría cantado, pierden así su valor temporal en cuanto a la relación de que hablamos: el futuro pasa a presente y el pos-pretérito a pretérito o co-pretérito; el ante-futuro se convierte en ante-presente, y el ante-pos-pretérito en ante-co-pretérito. Parecerá entonces que hay en el verbo una relación de posterioridad que no cuadra con el sentido de la frase, pero realmente no habrá en ella elemento alguno impropio ni ocioso; habrá sólo una metáfora. El verbo se despojará de aquella fuerza de aseveración que caracteriza a las formas del indicativo, y en vez de afirmar una cosa como sabida por nuestra propia experiencia o por testimonios fidedignos, la presentará, mediante la imagen de lo futuro, como una deducción o conjetura nuestra, a que no prestamos entera confianza.
Si alguien nos pregunta qué hora es, podemos responder, son las cuatro o serán las cuatro, expresando son y serán un mismo tiempo, que es el momento en que proferimos la respuesta; pero son denotará certidumbre, y serán cálculo, raciocinio, conjetura.
«Tiene su manía en predicar, y el pueblo le oye con gusto: habrá en esto su poco de vanidad» (Isla). Habrá quiere decir sospecho que hay, es probable que haya.
«Tendría el prelado unos sesenta y nueve años» (Isla). Tendría por tenía da un tono de conjetura a la proposición.
«Cara más hipócrita no la habrás visto en tu vida» (Isla). Habrás visto da a la aserción el carácter de mera probabilidad que le conviene.
«Todavía se descubría en sus facciones que en su mocedad habría hecho puntear a sus rejas bastantes guitarras» (Isla). Habría hecho por había hecho da el punteo de las guitarras como una presunción verosímil.
690 (a). Usamos de esta misma trasposición para significar sorpresa o maravilla: «¿Será posible que Gil Blas, juguete hasta aquí de la fortuna, haya podido inspiraros sentimientos...» (Isla). Encarecemos la admiración, expresándonos como si dudáramos de aquello mismo de que en realidad estamos persuadidos.
691 (b). En las oraciones interrogativas es frecuente esta trasposición del presente al futuro: «¿Quién habrá traído la noticia?»; «¿Si estará ahora nuestro amigo en su casa?». El amartelado caballero de la Mancha dice en cierto soliloquio estas o semejantes razones: «¡Ay, mi señora Dulcinea del Toboso! ¿Qué fará agora la vuestra grandeza?».
692 (315). Es propiedad del pretérito sugerir una idea de negación, relativa al presente. Decir que una cosa fue es insinuar que no es. Y de aquí el sentido de negación indirecta o implícita que las oraciones condicionales y las optativas toman a menudo en castellano y en muchas otras lenguas por medio de una relación de anterioridad, superflua para el tiempo. Cuando decimos: «Si él tiene poderosos valedores, conseguirá sin duda el empleo», el tener poderosos valedores es una hipótesis sobre la cual afirmamos la consecución del empleo, pero sin afirmar ni negar la hipótesis, o más bien, dando a entender que no la consideramos inverosímil. Mas otra cosa sería si en lugar de tiene pusiésemos tuviese o tuviera, y en lugar de conseguirá, conseguiría; pues introduciendo una relación de anterioridad insinuaríamos que la persona de que se trata no tiene o no tendrá valedores poderosos, y por tanto no alcanzará el empleo. Una vez que la sustitución no hace variar la idea de tiempo, pues el tener es como antes un presente o futuro hipotético, y el conseguir un futuro, es visto que la relación de anterioridad que sobra para el tiempo, se hace signo de la negación implícita.
693 (a). Veamos ahora el uso del verbo en las oraciones condicionales que la llevan. Para evitar circunlocuciones, llamaremos hipótesis aquel miembro de la oración que la significa, y que regularmente principia por el si condicional o por otra expresión equivalente, y apódosis el otro miembro, que significa el efecto o consecuencia de la condición. En el ejemplo anterior, si tuviese poderosos valedores es la hipótesis, y conseguiría sin duda el empleo, la apódosis.
694. Regla 1.ª Las oraciones condicionales de negación implícita forman un modo aparte en que el presente y el futuro se identifican como en el subjuntivo; y no hay más que dos tiempos: presente (que comprende el futuro) y pretérito.
695. 2.ª En la hipótesis el presente toma las formas cantase, cantara; el pretérito, las formas hubiese cantado, hubiera cantado. En la apódosis el presente toma las formas cantara, cantaría, y alguna vez cantaba; el pretérito, las formas hubiera cantado, habría cantado, y a veces había cantado.
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(Calderón) | |
El sentido es claramente de negación implícita: no puedo y por eso no le doy la muerte. El tiempo verdadero es en ambos miembros presente. El diera de la apódosis es convertible en daría, y el pudiera de la hipótesis en pudiese.
«Si estos pensamientos caballerescos no me llevasen tras sí todos los sentidos, no habría cosa que yo no hiciese, ni curiosidad que no saliese de mis manos» (Cervantes). Dase a entender claramente que los pensamientos caballerescos me llevan tras sí los sentidos y que por eso hay cosas que no hago y curiosidades que no salen de mis manos. Como los verbos llevan negación, el sentido implícito, que contradice al expreso, es positivo. Ambos verbos hacen relación al presente: habría pudiera convertirse en hubiera y llevasen en llevaran.
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(Calderón) | |
Equivale a decir no sois noble y por eso habláis mal. El sentido es de presente. Fuerais es convertible en fueseis y hablárades en hablaríades.
«Si los hombres no creyesen la eternidad de las penas del infierno, no era mucho que descuidasen de redimirlas con la penitencia» (Granada). Los hombres creen y por eso es mucho. Creyesen es convertible en creyeran y era en fuera o sería. Este uso del co-pretérito de indicativo no ocurre a menudo; pero usado con oportunidad es enfático y elegante.
«¡Señor don Quijote! ¡Ah señor don Quijote! -¿Qué quieres, Sancho hermano? -respondió don Quijote, con el mismo tono afeminado y doliente que Sancho. -Querría, si fuese posible -respondió Sancho-, que vuestra merced me diese dos tragos de aquella bebida del Feo Blas. Pues a tenerla yo aquí, desgraciado yo, ¿qué nos faltaba?» (Cervantes). Obsérvese que el sentido de la proposición interrogativa es negativo; ¿qué nos falta? es una manera de decir que nada nos falta. Hay pues, en el qué nos faltaba dos negaciones implícitas, la de la estructura interrogativa, y la de la anterioridad metafórica, que es una negación de negación, y hace positivo el sentido. La oración por consiguiente insinúa que, como no la tengo aquí, nos falta algo, nos falta lo necesario. Obsérvese también que la hipótesis es declarada en este ejemplo por un complemento de mucho uso en las oraciones condicionales, sobre todo las de negación implícita: a tenerla yo es lo mismo que si yo la tuviese o tuviera. El sentido es de presente, y en lugar de faltaba hubiera podido decirse (aunque, a mi juicio, con menos vigor y elegancia) faltaría o faltara.
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(Anónimo) | |
El sentido es de pretérito; pudo decirse hubiese en lugar de hubiera, hubiera o habría en lugar de había; y pudo también expresarse la hipótesis por medio del complemento a no haber llevado.
696. 3.ª Es muy común en nuestros buenos autores emplear por las formas compuestas las simples, cuando se habla de cosa pasada en el sentido de negación implícita: «Esta noticia me desazonó tanto, como si estuviera enamorado de veras» (Isla). Rigorosamente debió ser hubiera o hubiese estado. Obsérvese que se calla, después de como, la apódosis me habría o me hubiera desazonado, porque el contexto la suple.
«Si no fuera socorrido en aquella cuita de un sabio, grande amigo suyo, lo pasara muy mal el pobre caballero» (Cervantes). Fuera y pasara en lugar de hubiera sido y hubiera pasado.
697. 4.ª En los verbos dependientes de la apódosis o de la hipótesis es preciso ver si el significado de ellos forma parte del concepto condicional o no; en el primer caso toman la anterioridad metafórica; en el segundo no la toman, y se ponen en los modos y tiempos que el sentido demanda.
Así en aquel ejemplo de Cervantes: «Si estos pensamientos caballerescos», etc., se emplean hiciesen y saliesen en el sentido de presente, porque a estos verbos los afecta el sentido condicional, como que contribuye a manifestar los efectos de la hipótesis. Al contrario de lo que sucede en este pasaje de Jovellanos: «Sería muy árida y enojosa la descripción de este castillo, si detenido yo en las formas de sus piedras, desechase las reflexiones que despiertan». El verbo despiertan no sufre trasposición alguna, porque su significado es independiente de la hipótesis.
698. 5.ª En los verbos dependientes de la apódosis o de la hipótesis y afectados por el sentido condicional, se debe atender a las consideraciones que influirían en la elección de las formas modales, si no hubiese negación implícita. Los ejemplos que siguen manifestarán la importancia de esta regla:
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(Jáuregui) | |
Quién creyera es nadie creyera, por el valor de la estructura interrogativa. Cállase además después de quien la hipótesis que me viese, indicada por el contexto. Despejada la anterioridad metafórica tendríamos: «Nadie (que me vea) creerá que en esta forma está oculto un Dios»; donde está tiene el valor de futuro, como subordinado a creer (§ 307, a). Pero como en proposiciones subordinadas a no creer, no pensar, no decir, y otros actos negativos del entendimiento o de la palabra, se emplean el indicativo o el subjuntivo indistintamente, se pueden ahora emplear con igual propiedad está o esté. Restablecida, pues, la negación implícita, diríamos sin interrogación: «Nadie (que me viese) creyera o creería que estaba, estuviese o estuviera». El verbo subordinado está o esté experimenta la misma trasformación que el subordinante creerá, porque el estar oculto se mira, según la intención del poeta, por entre la creencia del espectador y por consiguiente lo afecta la hipótesis. No es a la verdad necesaria esta última trasformación, pero es graciosa y elegante. La interrogación no hace más que sustituir quién a nadie.
«Es verdad que no todos los señores de esta aldea, si se hallasen en el mismo caso de usted, procederían con tanta honradez y cristiandad; antes bien sólo pensarían en Antonia por medios tan nobles y legítimos cuando la experiencia les hubiese enseñado que no la podían conseguir por otros más viles y bastardos» (Isla). Quiere decir que no se hallan, ni proceden, ni piensan, ni la experiencia les ha enseñado, ni pueden. Dícese podían en indicativo, porque despejada la negación implícita resultaría: «Sólo entonces pensarán honradamente, cuando la experiencia les haya enseñado que de otro modo no pueden».
699. 6.ª Si el verbo de la apódosis depende de una proposición que rija forzosamente subjuntivo, admite tanto la forma en se como la forma en ra del subjuntivo, y desecha las formas indicativas: «Dudo que los otros señores de esta aldea, si se hallasen en el caso de usted, procediesen o procedieran tan honradamente»; es inadmisible procederían.
Pero si la apódosis depende de un verbo que rija indicativo o subjuntivo, admite la forma en se, junto con las otras que son propias de ella: «A fe que si me conociese, que me ayunase» (Cervantes). Ya hemos visto que las frases aseverativas como a fe, rigen a menudo el subjuntivo por un idiotismo de la lengua (§ 218, a).
Pero no por eso desechan el indicativo, que es, por el contrario, su régimen natural, aunque no el más elegante. El ayunase del ejemplo es, por consiguiente, muy castizo; bien que pudiera sustituirse correctamente ayunaría.
700 (b). Empleamos también la anterioridad metafórica, no ya para insinuar negación, sino para expresar modestamente lo que de otra manera parecería tal vez aventurado o presuntuoso, como dando a entender que no tenemos por cierto aquello mismo de que en realidad estamos persuadidos.
«Si tú vives y yo vivo, bien podría ser que antes de seis días ganase yo tal reino, que tuviese otros a él adherentes, que viniesen de molde para coronarte por rey de uno de ellos. Y no lo tengas a mucho; que cosas y casos acontecen, por modos tan nunca vistos ni pensados, que con facilidad te podría dar aún más de lo que te prometo» (Cervantes). Si se dijese bien puede ser, y gane y tenga, y venga y podré darte, el sentido sería sustancialmente el mismo, pero la negación implícita da a la sentencia un tono de moderación y de buena crianza. En casos como éste, puede no haber trasposición de tiempos en la hipótesis, y así es efectivamente en el ejemplo anterior (vives, vivo); al revés de lo que sucede por lo común en las oraciones condicionales, en las que, o se trasponen ambos miembros o ninguno.
701 (c). Pasemos al uso de la anterioridad metafórica en las oraciones optativas. El pretérito que sobra para el tiempo indica en ellas que tenemos por imposible o por inverosímil aquello mismo que parecemos desear o conceder.
Cualquiera percibirá la diferencia entre plega y pluguiera. «Plega a Dios que sus fatigas sean recompensadas», sólo puede decirse cuando se abriga alguna esperanza de que se logrará la recompensa. Pero «Pluguiera a Dios que aún viviese», no puede decirse sino de una persona que se supone ha muerto.
En este sentido optativo de negación implícita el co-pretérito refiere los deseos a tiempo presente o futuro, y el ante-co-pretérito a tiempo pasado.
«¡Fuese ya mañana, y estuviésemos en la batalla, porque todos vieran cómo vuestra locura castigada sería» (Amadís).
«Vosotros, invernales meses, que agora estáis escondidos, ¡viniésedes a trocar vuestras noches por estos prolijos días!» (Tragicomedia de Celestina). Venid significaría que era posible la venida. Y si en lugar de viniésedes se dijera hubiésedes venido, y en lugar de estáis, estábades, y en vez de estos, aquellos, se haría considerar la venida, no sólo como imposible, sino como relativa a tiempo pasado.
«¡Quién me diese ahora que me creyeseis, y que con oídos atentos me escuchaseis; y que como buen juez, según lo alegado y probado, sentenciaseis!» (Granada). Ojalá me sea dado que me creáis y me escuchéis y sentenciéis expresaría meramente el deseo; la trasposición al pretérito presenta su consecución como difícil e inverosímil. Refiriendo el mismo pensamiento a una época pasada se diría: «Quién me hubiese o hubiera dado...».
702 (d). Pero es también cosa frecuente en el optativo usar la forma simple por la compuesta, cuando la segunda por referirse a tiempo pasado hubiera sido la más propia.
«¡Oh engañosa mujer Celestina! Dejárasme acabar de morir, y no tornaras a vivificar mi esperanza!», se dice en la misma Tragicomedia en un pasaje donde el sentido pedía hubiérasme dejado y no hubieras tornado.
703 (e). Damos a veces a la oración optativa una estructura condicional valiéndonos de los verbos querer, desear, etc.; y empleamos entonces la negación implícita para expresar nuestros deseos con urbanidad y modestia.
«Señor caballero -me dijo en voz baja luego que acabamos de comer-, quisiera hablar con usted a solas» (Isla). Este quisiera es condicional de negación implícita; pero se calla la hipótesis, que se expresa en el ejemplo siguiente: «Señor don Quijote, querría, si fuese posible, que vuestra merced me diese dos tragos», etc. Quiero que vuestra merced me dé hubiera expresado, no un ruego, sino casi un absoluto mandato.
Formas compuestas con el auxiliar haber, la preposición de y el infinitivo
704 (316). Haber de significa necesidad, deber: «El buen ciudadano ha de obedecer a las leyes». Pero solemos emplear esta frase con el solo objeto de significar un futuro: «Mañana han de principiar las elecciones». Y entonces significamos siempre con ella una época posterior a la del auxiliar; de manera que si haber está en presente, la frase significa simplemente futuro; si haber está en pretérito o co-pretérito, la frase significa pos-pretérito; si en futuro, pos-futuro, etc. Así en «Se esperaba que las elecciones habían de principiar al día siguiente», habían de principiar equivale a principiarían. Y en «Reuniéndose el día primero de marzo los electores, habrán de verificarse las elecciones el domingo siguiente», habrán de verificarse representará las elecciones como posteriores a la reunión, que es un futuro.
705 (a). Como todas estas formas he de cantar, había de cantar, etc., envuelven una relación de posterioridad, son susceptibles del sentido metafórico en que con ella se da sólo un tono raciocinativo o conjetural a la sentencia. «Él hubo de estar entonces ausente», representa la ausencia en pretérito, pero insinuando que no lo afirmamos con seguridad, sino que tenemos alguna razón para pensar así.
706 (b). Damos también a estas formas el sentido de negación implícita, según las reglas que dejamos expuestas para la anterioridad metafórica: «La sociedad sería un nombre vano, si los infractores de las leyes no hubiesen de ser castigados».
707 (c). Empléase a menudo el verbo deber como auxiliar en formas compuestas equivalentes a las anteriores. «Poco menos de un cuarto de legua debíamos de haber andado», dice Cervantes: esto es, habíamos de haber andado, discurro que habíamos andado. La ausencia o presencia de la preposición hace variar mucho el sentido: «Él debe de pensar que le engañan», significa es probable que piensa; «Debéis pensar en lo que os importa, y no perder el tiempo en frivolidades», quiere decir que vuestra obligación es hacerlo así.
Formas compuestas en que entra el auxiliar tener
708 (317). En lugar del auxiliar haber combinado con el participio sustantivado, se usan también, aunque mucho menos frecuentemente, formas compuestas en que el verbo tener hace el oficio de auxiliar, y se combina con el participio adjetivo: Tengo, tuve, tendré, tenía, tendría escrita la carta. El significado temporal de estas frases se ajusta a las mismas reglas que las que se componen con haber. El verbo tener lleva comúnmente en ellas un complemento acusativo a cuyo término sirve de predicado el participio. Pero este acusativo es a veces tácito e indeterminado (§ 211, b).
709 (318). Úsase la misma sustitución de tener a haber en formas compuestas del auxiliar, la preposición de, y un infinitivo: Tengo de salir; frase en que se indica una determinación decidida de la voluntad, una resolución.
710 (a). Cuando se antepone el infinitivo al auxiliar, se puede omitir la preposición, especialmente en verso: tengo de salir, de salir tengo, o simplemente salir tengo.
Infinitivos y gerundios compuestos
711 (319). Los infinitivos compuestos se forman con el infinitivo de haber y el participio sustantivado de los otros verbos: haber amado, haber tenido.
Y supuesto que el infinitivo simple denota presente o futuro respecto de la época designada por el verbo a que en la oración lo referimos, el infinitivo compuesto deberá tener el valor de pretérito o de ante-futuro respecto de la misma época.
«Tenemos, tuvimos, tendremos noticias de haberse ganado la victoria». Aquí el ganar la victoria es anterior al tener. «En vano espera, esperaba, esperará haber dado fin a tan larga obra antes de la muerte». El dar fin se representa como anterior a la muerte, que es un futuro respecto de la esperanza.
712 (a). Solemos, sin embargo, en casos semejantes contentarnos con el infinitivo simple. Así en el ejemplo anterior se diría muy bien dar fin, refiriendo esta acción a la esperanza directamente, sin el intermedio de la muerte.
713 (320). Los gerundios compuestos se forman con el gerundio del auxiliar haber y el participio sustantivado: habiendo cantado, habiendo escrito.
Y supuesto que el gerundio simple significa coexistencia o por lo menos inmediata anterioridad a la época designada por el verbo a que lo referimos, es preciso que el gerundio compuesto signifique anterioridad más o menos remota respecto de la misma época. «Habiendo quedado desierta la ciudad, se tomaron providencias para repoblarla».
714 (321). Tener se sustituye también a haber en los infinitivos y gerundios compuestos: «Es necesario tenerlo todo apercibido para resistir la invasión»; «Teniendo ya preparado mi viaje, hube de diferirlo por el mal estado de los caminos».
715 (a). Hay otros gerundios compuestos que se forman combinando el gerundio estando y otro gerundio: «Estando yo durmiendo, asaltó la casa una partida de ladrones».
Apéndice
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(Samaniego) | |
Este uso del pretérito es metafórico. La pérdida que acaba de suceder se pinta así consumada, absoluta, irreparable; y la prueba evidente de este sentido traslaticio es el último verso, en que el pretérito se extiende a significar, no ya una pérdida que ha sucedido, sino una que va a suceder, pero inminente, inevitable.
717 (b). Hay una especie particular de oraciones condicionales de negación implícita, que es bastante enérgica, aunque de poco uso fuera del estilo familiar, «Si da un paso más, se precipita», es una fórmula narrativa en que insinuamos que no ha sucedido lo uno ni lo otro; pero, trasportándonos en la imaginación al lugar y al tiempo del hecho, nos expresamos como si actualmente estuviésemos viendo la persona que camina hacia el precipicio.
Estos ejemplos manifiestan que además de las trasposiciones metafóricas de que hemos hablado antes, y que se pueden considerar como pertenecientes a la conjugación general, hay otras accidentales, aunque fundadas no menos que las primeras en el valor natural y primitivo de los tiempos. Sería prolijo, o por mejor decir, imposible, enumerarlas todas.
718 (c). Algunas veces también, sin que haya metáfora alguna, se usa el pretérito por el ante-presente, sobre todo en poesía. En estos versos, por ejemplo:
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(Rioja) | |
parecería más propio da o ha dado. Da presentaría esta máxima como una verdad moral de todos tiempos; ha dado nos la haría ver como confirmada por una experiencia constante hasta ahora; dio es un elegante arcaísmo, en que la lengua castellana restablece el valor de la forma latina original (dedit) que abrazaba los dos significados de pretérito y de ante-presente. Es particularmente apropiado al estilo poético.
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Sería más conforme a la propiedad de los tiempos el presente es o el ante-presente ha sido. Pero es más poético el latinismo fue.
719. En otra parte (§ 292, c) se ha notado la énfasis de que es susceptible en ciertas ocasiones el ante-pretérito de indicativo, usado como pretérito.
720 (d). No se ha contado entre los usos de la forma en ra (cantara, temiera), el de ante-co-pretérito de indicativo, tan frecuente en Mariana y otros escritores clásicos castellanos, y tan de moda en el día, aunque desde fines del siglo XVII había desaparecido de la lengua. Yo miro este empleo de la forma en ra como un arcaísmo que debe evitarse, porque tiende a producir confusión. Cantara tiene ya en el lenguaje moderno demasiadas acepciones para que se le añada otra más. Lo peor es el abuso que se hace de este arcaísmo, empleando la forma cantara, no sólo en el sentido de había cantado, sino en el de canté, cantaba y he cantado
721 (e). En varias provincias de Hispano-América se hace un uso impropio de la forma en se (cantase, hubiese cantado) en la apódosis de las oraciones condicionales que llevan negación implícita. Dícese, por ejemplo, «Yo te hubiese escrito, si hubiera tenido ocasión», en lugar de yo te hubiera o te habría escrito. Esta corrupción es comunísima en las Repúblicas australes, y debe cuidadosamente evitarse
722 (f). Hay otra que consiste en dar a la forma en se (cantase, hubiese cantado) el valor de la forma en re (cantare, hubiere cantado). Ésta es mucho peor que la precedente, y va cundiendo bastante aun en el lenguaje de escritores generalmente castizos y correctos. No puede usarse el pretérito de subjuntivo, sino cuando envuelve una relación verdadera o metafórica de anterioridad; sería pues un solecismo: «Si hubiese comedia esta noche, iré a verla»; expresándose un mero futuro, el tiempo propio es si hubiere o (adoptando el uso secundario del indicativo) si hay. Ni puede usarse el ante-co-pretérito de subjuntivo sino cuando con él se significan dos relaciones de anterioridad, ambas verdaderas o una de ellas metafórica; no sería pues tolerable: «Mañana, si hubiese llegado el gobernador, iremos a saludarle»; porque el tiempo de la llegada es un ante-futuro, que sólo se expresaría correctamente con hubiere o ha llegado.
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